"Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a todas las gentes"

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martes, 9 de mayo de 2017

Escuela de la Nueva Evangelización



Nuestra Iglesia se juega en cada generación su existencia. Bastaría que una generación dejara de transmitir la fe a la siguiente para que el número de los creyentes se redujera al mínimo. Por eso es que cada generación es responsable de que la obra de Jesucristo continúe y la misión es de todos los bautizados.

Muchos no han asumido la responsabilidad de transmitir la fe y podría ser porque no están conscientes de esa obligación. Otros sin embargo, tienen el deseo de sumarse a la tarea de la evangelización pero no tienen la preparación suficiente, aunque ganas no les faltan. A esos es que queremos darles lo que están necesitando.


Por esa razón hace cuatro años iniciamos una escuela con la que pretendemos hacer crecer el número de discípulos misioneros en nuestra arquidiócesis, que cuenta con varios espacios para estudiar teología, pero ninguno para aprender a evangelizar. Es decir, tenemos lugares para aprender los contenidos pero nos faltaba una escuela para aprender a transmitirlos.

La Escuela de la Nueva Evangelización ofrece las herramientas que cualquier católico deseoso de predicar el Evangelio necesita. Cursos prácticos que pueden tomarse según su preferencia o necesidad, que irán formando al apóstol. La variedad de los mismos hace que sean de interés tanto para quien aún no ha evangelizado, como para quienes ya son considerados agentes de pastoral (coordinadores de grupos o movimientos apostólicos, catequistas, ministros, etc).

También ofrecemos, como parte del proceso formativo, cursos de retiro de la Escuela de Evangelización San Andrés y un retiro espiritual eucarístico mensual. Para mayor información puede llamar al 04-2514866 (Guayaquil,Ecuador) o visitar nuestra fan page en Facebook. https://www.facebook.com/Escuela-de-la-Nueva-Evangelizaci%C3%B3n-410709652644180/

P. César Piechestein
elcuracatequista

miércoles, 1 de junio de 2016

De la Misericordia y de la Justicia de Dios



Como catequistas sabemos que hay unos temas más complicados de explicar, son un desafío hasta para el que cuenta con más experiencia. Sin duda uno de ellos es el tema de la Misericordia y la Justicia de Dios. Dos virtudes que aparentemente no coinciden y que nos ayudan a entender nuestra relación con nuestro Padre Celestial.


Creo que la mejor forma de explicarlo es a través del Sacramento de la Penitencia. Nadie duda que es el momento en que Dios que perdona manifiesta toda su Misericordia, pero también es el momento de la Justicia. Recordemos que las consecuencias del pecado en el alma son dos: la pena eterna (el infierno) y la culpa temporal (heridas que el pecado deja en el alma y que deben ser purificadas). Partiendo de esas verdades podemos congeniar la Misericordia y la Justicia.

Cuando nos confesamos con verdadero arrepentimiento nos es perdonada la pena eterna, ahí se manifiesta la Misericordia. Pero además se nos perdona una parte de la culpa temporal, no toda puesto que debemos de hacernos responsables de enmendar el mal cometido, el sufrimiento que nuestro pecado generó, ahí se manifiesta la Justicia. Luego podemos explicar las Postrimerías porque de seguro con la doctrina del Juicio y del Purgatorio, las ideas quedarán mucho más claras. Pero eso sería en otra reunión de catequesis. 


Si logramos explicar esto, no sólo habremos ayudado a nuestros catequizandos a tener clara idea de estas dos cualidades divinas, sino que les habremos animado a confesarse y alcanzar así la reconciliación con nuestro Padre. Recordemos la importancia que tiene vivr en gracia de Dios…pero ese también es material para otro encuentro de catequesis.

Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuracatequista

jueves, 17 de septiembre de 2015

Un catequista verde - Catequizando en las redes

 San Pablo nos dice que debemos evangelizar a tiempoo y a destiempo, es decir, siempre. Y hoy en día no podríamos dejar de escuchar los llamados que nos hace la Iglesia a utilizar intenert para llevar el mensaje y, por qué no, dar un poco de catequesis.

El Departamento de Comunicación de la Arquidiócesis de Guayaquil, en el que colaboro, decidió empezar a trabajar en serio (es una forma de decir) y catequizar en las redes. El desafío era hacerlo sin que se aburrieran aquellos que normalmente no se interesan en educarse en la fe, que son los que más lo necesitan. Y de ahí surge la idea de aprovechar a la rana René, ya bastante en circulación en memes de todo tipo. Y lo convertimos en un catequista, dedicado sobre todo a darnos motivos para ir a Misa cada domingo.

Es así que desde hace poco más de un mes, este batracio se dedica a llamar nuestra atención conrespecto a la importancia del encuentro dominical. El impacto crece cada semana y por eso hemos querido compartir con ustedes la idea, esperando que se siga multiplicando. 

Si quieren tener cada domingo temprano el meme semanal, sólo tienen que seguirme en Twitter @elcuradetodos o también en mi fan page en Faceboook: César Piechestein. Les aseguro que muchos se lo agradecerán.

P. César Piechestein
Elcuracatequista



sábado, 22 de noviembre de 2014

Consumo de drogas en menores de edad - Tips para la catequesis



Desde hace dos años, en Ecuador, se despenalizó el consumo de drogas. La explicación que nos dieron fue que no se debía castigar a una persona que había desarrollado una adicción, sino que más bien era necesario extenderle la mano. Aunque el argumento es válido, los resultados han sido desastrosos. Nuestros niños y adolescentes que ya hace rato viven en un ambiente permisivo, interpretaron esa ley como una luz verde al consumo de todo tipo de drogas, que los narcotraficantes hábilmente logran poner a su alcance a muy bajos costos. En suma, nos encontramos frente a la masificación del consumo de estupefacientes.


Esa situación que ha invadido los centros de educación, los barrios y los hogares, no ha dejado libre tampoco el ambiente parroquial. Ya hemos tenido que lidiar con el flagelo y tenemos más preguntas que respuestas. Sin embargo hoy quisiera proponerles una idea que podría servirnos de ayuda: amarse o autodestruirse.

También en mi adolescencia tuve la oportunidad de usar drogas y no lo hice, busqué el porqué y recordé la razón. Mis padres y la comunidad cristiana que me formó, me enseñaron a amarme a mí mismo. Entendí que si Dios me ama es porque soy digno de ser amado y por lo tanto aprendí a amarme. Además sólo amándome a mí mismo es que puedo saber cómo debo de amar a mi prójimo. Quien no se ama es capaz de hacerse daño, de autodestruirse.

El tema de la autodestrucción en los adolescentes lo venimos viendo desde hace algunos años. Nos sorprendieron los chicos “emo” cuando supimos que se cortaban o herían para expresar sus frustraciones. Ahora han tomado el camino de la droga, pero el fundamento es el mismo: no se aman.

Hoy, como siempre, es urgente que todo ser humano descubra y entienda que es amado infinitamente por Dios, por ese Cristo que no dudó en sacrificar su vida para darle la Vida eterna, la felicidad plena. Amemos a nuestros niños y jóvenes, para que aprendan ellos a amarse a sí mismos y sabrán rechazar las drogas y cualquier cosa que le cause daño a su cuerpo o a su alma. Empecemos hoy, porque los “hijos de las tinieblas” nos están ganando las almas.

Hasta el Cielo

P. César Piechestein
elcuracatequista

miércoles, 6 de agosto de 2014

Catequesis y Pastoral de Conjunto

Cuando San Pablo afirma que la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, habla muy en serio. Nosotros somos los miembros de ese cuerpo, con distintas funciones, ministerios y carismas, pero siempre un solo cuerpo del cual Cristo es la cabeza. De ahí que en una Iglesia local o diócesis, sea tan necesario tener esa conciencia de ser un cuerpo, de trabajar siempre con el único objetivo que mueve a toda la Iglesia universal: la salvación de las almas.

La catequesis es parte integral de ese cuerpo y tiene una misión tan importante como definida: la educación en la fe de todos los fieles (no sólo de los niños y jóvenes). Y esa educación se hace por delegación del obispo, quien es el primer responsable de la enseñanza en la diócesis.

Es precisamente por esa unidad del cuerpo, que una parroquia no se puede aislar en ningún sentido, porque estaría separándose y un cualquier miembro que se separa del cuerpo termina muriendo. Toda parroquia necesita estar integrada al plan pastoral de la Iglesia local, incluyéndose en las diversas actividades programadas desde la diócesis. En cada parroquia se debe reflejar la organización diocesana, en cada una de las áreas pastorales trazadas por el pastor. Quizás no siempre se logre al 100 %, por falta de personal o por la juventud de la comunidad parroquial, pero siempre se debe mantener la marcha hacia el objetivo.

En cuanto a la catequesis parroquial, es imprescindible que esté integrada al departamento de catequesis de la diócesis. Esa integración fortalecerá el proceso y permitirá a los catequizandos integrarse a la diócesis y no sólo a determinada parroquia. El uso de los textos oficiales, pensados para la realidad diocesana, la participación de los catequistas en la escuela de formación de la diócesis, la unidad en el método, etc, ayudarán a hacer más eclesial nuestra catequesis, más diocesana, más católica.


No olvidemos nunca que la necesaria unidad depende de cada individuo, cada catequista y cada parroquia serán gestores de esa pastoral de conjunto, tan anhelada y necesaria.

P. César Piechestein
@elcuradetodos

martes, 1 de julio de 2014

Catequesis y ejemplo de vida - San Agustín


SI BUSCARE AGRADAR A LOS HOMBRES, NO SERIA SIERVO DE CRISTO

Esta es nuestra gloria: el testimonio de nuestra conciencia. Hay hombres que juzgan temerariamente, que son detractores, chismosos, murmuradores, que se empeñan en sospechar lo que no ven, que se empeñan incluso en pregonar lo que ni sospechan; contra esos tales, ¿qué recurso queda sino el testimonio de nuestra conciencia? Y ni aun en aquellos a los que buscamos agradar, hermanos, buscamos nuestra propia gloria, o al menos no debemos buscarla, sino más bien su salvación, de modo que, siguiendo nuestro ejemplo, si es que nos comportamos rectamente, no se desvíen. Que sean imitadores nuestros, si nosotros lo somos de Cristo; y si nosotros no somos imitadores de Cristo, que tomen al mismo Cristo por modelo. El es, en efecto, quien apacienta su rebaño, él es el único pastor que lo apacienta por medio de los demás buenos pastores, que lo hacen por delegación suya.

Por tanto, cuando buscamos agradar a los hombres, no buscamos nuestro propio provecho, sino el gozo de los demás, y nosotros nos gozamos de que les agrade lo que es bueno, por el provecho que a ellos les reporta, no por el honor que ello nos reporta a nosotros. Está bien claro contra quiénes dijo el Apóstol: Si buscare agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo. Como también está claro a quiénes se refería al decir: Procurad agradar a todos en todo, como también yo procuro agradar a todos en todo. Ambas afirmaciones son límpidas, claras y transparentes. Tú limítate a pacer y beber, sin pisotear ni enturbiar.

Conocemos también aquellas palabras del Señor Jesucristo, maestro de los apóstoles: Alumbre vuestra luz a los hombres para que, viendo vuestras buenas obras, den gloria a vuestro Padre celestial, esto es, al que os ha hecho tales. Nosotros somos su pueblo, el rebaño que él guía. Por lo tanto, él ha de ser alabado, ya que él es de quien procede la bondad que pueda haber en ti, y no tú, ya que de ti mismo no puede proceder más que maldad. Sería contradecir a la verdad si quisieras ser tú alabado cuando haces algo bueno, y que el Señor fuera vituperado cuando haces algo malo. El mismo que dijo: Alumbre vuestra luz a los hombres, dijo también en la misma ocasión: No hagáis vuestra justicia delante de los hombres. Y del mismo modo que estas palabras te parecían contradictorias en boca del Apóstol, así también en el Evangelio. Pero si no enturbias el agua de tu corazón, también en ellas reconocerás la paz de las Escrituras, y participarás tú también de su misma paz.

Procuremos, pues, hermanos, no sólo vivir rectamente, sino también obrar con rectitud delante de los hombres, y no sólo preocuparnos de tener la conciencia tranquila, sino también, en cuanto lo permita nuestra debilidad y la vigilancia de nuestra fragilidad humana, procuremos no hacer nada que pueda hacer sospechar mal a nuestro hermano más débil, no sea que comiendo hierba limpia y bebiendo un agua pura pisoteemos los pastos de Dios, y las ovejas más débiles tengan que comer una hierba pisoteada y beber un agua enturbiada.

martes, 3 de junio de 2014

Escuela para Catequistas


Todos sabemos la importancia que tiene para la Iglesia la labor catequética. Sin embargo quienes debemos estar más enterados somos los mismos catequistas. No me cansaré de decir y de demostrar (lo digo como párroco) que la única forma de que una parroquia crezca y fructifique, es a través de la catequesis, cuando ella es verdadera educación de la fe.

Por todo lo dicho es imprescindible que quienes tienen la responsabilidad de catequizar estén doctrinalmente preparados y pedagógicamente actualizados. Sabemos que el Espíritu Santo sabe hacer fructificar cualquier “intento” de catequesis, pero eso no justificará nunca el que no aprovechemos las oportunidades que se nos ofrecen para formarnos.

Sabemos de buena fuente que ya son muchas las diócesis en todo el mundo que, con paciencia y constancia, han ido constituyendo las llamadas “Escuelas para Catequistas”. En nuestra arquidiócesis son una realidad desde hace ya siete años, y hay que reconocer que están marcando una gran diferencia. Quizás lo más evidente es que ahora los catequistas han aprendido a trabajar en equipo y comprendido que nadie “se las sabe todas”, por lo que es necesaria la formación permanente.

Quisiera con este mensaje motivar a todos a participar activamente en las escuelas de formación, y si resulta que en su diócesis aún no tienen la bendición de una escuela para catequistas, les aconsejo que se acerquen a su obispo y le pidan que se instituya una, tengan por seguro que se sorprenderá gratamente de semejante solicitud y pondrá todos los medios para que se haga realidad.

P. César Piechestein

elcuracatequista

miércoles, 28 de mayo de 2014

Militarizar la Catequesis - Tips para la Catequesis


Hace pocos días iniciamos la catequesis en mi parroquia. Este año hemos sido bendecidos con un número todavía mayor de catequizandos y esto nos exige más cuidado y mejor organización. Y es que cuando de distribuirlos, ubicarlos y devolverlos se trata, tenemos todo un procedimiento que puede llegar a parecer exagerado, tanto como para que alguien diga que “en San Alejo la catequesis está militarizada”.

Quizás podría aceptar que se puede sentir algo de “militar” en nuestra catequesis, pero quisiera que se pusiera cualquiera a dirigir más de doscientos niños evitando que la Misa y el ingreso o egreso de la catequesis se convierta en caos o estampida. La cosa es seria y pienso que más bien habría que descubrir el lado positivo de la “militarización”.

Manejar grandes cantidades de personas exige mucha organización, aunque para ser sinceros, también el criterio vale para manejar a pocas. Lo que cuenta es que todo en la catequesis tiene que ser enseñanza. Saber conservar el recogimiento en el templo, ayudar a los demás a orar y celebrar la liturgia, son detalles muy importantes y que deben ser enseñados. Respetar a los más pequeños, evitar empujones y mantener la calma, son expresiones de respeto y caridad.

La disciplina que se enseñaba en las escuelas (en mis tiempos, no se ahora) parecería bastante útil para enseñar compostura. Formar fila, saludar a los maestros y a la bandera, no correr en las escaleras o los pasillos, no masticar chicle en el aula o gritar, son “detallitos” de buena conducta y disciplina que considero valiosísimos.

Creo que “militarizar” la catequesis podría estar produciendo una nueva generación de católicos que sepan comportarse en el templo y fuera de él. Nadie podrá negarme el valor que tienen la urbanidad y los buenos modales, que lastimosamente cada vez se enseñan menos. Les digo sinceramente que mientras nadie me muestre un método mejor, seguiré serenamente militarizando mi catequesis parroquial.

P. César Piechestein

elcuracatequista

martes, 13 de agosto de 2013

Armonizar doctrina y vida cristiana - Tips para la catequesis




Creo que hemos escuchado muchas veces decir que en nuestras comunidades cristianas se nota un divorcio entre fe y vida. Parece que nos cuesta mucho ser coherentes con la fe que profesamos. No es extraño, por ejemplo, que una pareja inicie la convivencia sin haber recibido primero el sacramento del matrimonio. Es necesario, y yo diría urgente, lograr que nuestra Iglesia se destaque por una vida cristiana auténtica. Y es la catequesis una de las herramientas más importantes en ese proceso que debe reconciliar la fe y la vida.



Sin  embargo el desafío es grande. Hemos pasado de textos de catequesis o de doctrina cristiana, donde con el método de preguntas y respuesta, se memorizaba las verdades de la fe (sin una reflexión o aplicación en la vida cotidiana) o textos que hablan solamente sobre la praxis cristiana y el análisis de la realidad (carentes de marco doctrinal). Y nos quedamos con el fenómeno del péndulo. Obviamente ninguno de los extremos resulta eficaz cuando de formar un cristiano completo se trata. 

Nos toca encontrar el punto de equilibrio, la armonía que dan el fundamento doctrinal de la vida cristiana. Gracias a Dios nuestros textos de catecismo son cada vez más completos: hecho de vida, citas del Evangelio, mensaje cristiano explicado y desarrollado, además de aplicado a la vida. El mismo Catecismo de la Iglesia Católica que ya cumplió sus 20 años de publicación, es un instrumento completo en sí mismo. Tendría que ser, junto a la Biblia, el texto de cabecera no sólo de todo catequista, sino de todo católico que se tome en serio su vida y su fe.

Asumamos el reto de formar en la fe a las nuevas generaciones, dándoles una doctrina sana y completa que ilumine cada dimensión humana. Que nuestras reuniones de catequesis sean un espacio de reflexión, formación y oración; que nuestros grupos de catequesis sean pequeñas comunidades donde se aprenda a vivir en cristiano.

P. César Piechestein
elcuracatequista